El pecado original volver


Hermosa vegetación y esplendorosos jardines,
alfombrado de jazmines y plantas en floración.
Allí instaló nuestro Señor su sacra mansión con afán
y luego cuan un titán que no ha sufrido derrotas,
la puso a Eva en pelotas junto al boludo de Adán.

Luego en tono misterioso habló con Adán a solas,
y refiriéndose a sus bolas, le dijo "no seas goloso,
eso que ves tan hermoso, ese robusto tripón,
cuando a Eva en un rincón la veas jugar con sus tetas,
nunca jamás se lo metas ni aunque sea con condón".
Adán bajó muy triste los ojos y pensativo quedó.
Largo rato meditó, invadido por la duda.
Se dijo "el Señor me ha jodido, pues Eva está macanuda."

Más siguiendo los consejos que les diera el Tata Dios,
se la pasaron los dos mirándose desde lejos,
a veces un tanto perplejos, y al igual que cualquier pebeta,
Eva se hacía la del mono y Adán se hacía la puñeta.

Pero una tarde estival, en la entrada de una cueva,
Adán la encontró a Eva dormida en un pastizal.
Ante ese cuerpo de mujer con su forma voluptuosa,
vió Adán todos los colores y una multitud de cosas.
Sintió su sangre correr en frenético alboroto,
y se erigió de pronto el choto sin poderlo contener.
Ante ese cuerpo virginal hirvió su alma de cojudo,
y con el miembro duro se lo enterró en la cajeta como en la tierra el peludo.

Fue el polvo más hermoso que se ha visto en esta tierra.
Polvo que tuvo la gloria de echarse en suelo bendito.
Eva dió un desgarrador grito al sentirse perforada.
Adán cayó sobre un costado con la pija ensangrentada.

Supo el Señor del pecado cometido por Adán
y estalló cuan un volcán con furor desenfrenado:
¡INFAME! Has osado perforar ese virgo santo,
yo que te previne tanto de que no te la cogieras.
Andá, vete con las fieras que me producís espanto.
Y esa mujer deshonrada que se tragó tu chorizo,
como si aquí el paraíso fuese vulgar amueblada."

Adán con desparpajo interrumpió sin temor alguno:
"Entonces, ¿pa' qué carajo tengo las bolas señor?
Me voy a un mundo mejor donde pueda culiar.
¡Vengan hembras sin pudor! ¡Vengan culos y cajetas!
¡Vengan, que tendrán la flor de mis polvos fecundantes!.
Quedarán igual que antes, no perderán el honor.

...Y según la historia narra,
Adán se dedicó a tocar la guitarra acostado sobre un piso.
Culió todo lo que quiso, dejó mil cajetas rotas.
Y junto a Eva en pelotas, bailó el Tango y la Milonga
y le sacó a la poronga hasta la última gota.