El sexo y la fruta,
delicias comparadas
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(Por: Iñaki Zurbano)

El hombre no se cansa de establecer sarcásticas comparaciones entre las zonas genitales, bien sean del cuerpo masculino o del femenino, y toda la surtida variedad de productos hortenses conocidos, mayormente las sabrosas frutas de nuestros postres deliciosos o manjares entre horas. He dicho "el hombre" como ser varón, que no estoy hablando del ser humano ampliamente, pues ya se sabe que la mujer es más comedida y recatada en esta materia. Señoras y señoritas acostumbran a limitar las referencias obscenas de cualquier índole a la intimidad ardiente de la alcoba, pero el hombre es desvergonzado, machista, grosero... ¡y treméndamente viril, faltaría más! ¡Oh, virilmente goloso del sexo sabrosón femenino! Bueno, yo también me confieso hombre.


LA NUEZ Y LA CASTAÑA

La primera vez que escuché un símil entre los productos de la tierra y el sexo femenino, fue en mi lejana infancia, (¡joder, qué lejana ya!) y naturalmente por boca de otro niño:
- ¿Sabes por qué las mujeres no tienen nuez?
Y se señaló al cuello con el dedo índice, justo por debajo de la barbilla, para dejar constancia de que se refería a esa "nuez" y no al fruto del nogal.
Y yo respondí con absoluta inocencia.
- Pues no, no lo sé.
- ¡Pues porque tienen "castaña"!, ¡ja, ja, ja! ...
Él se rió mucho pero yo me quedé parado, infantilmente confuso. Era yo muy niño todavía y no podía entender que la mujer tuviese una castaña en donde el hombre tiene una pilila. Busqué en el diccionario el significado de castaña: "fruto del castaño, nutritivo y sabroso, del tamaño de la nuez, de figura de corazón...". Tampoco me aclaré demasiado. Aún debía crecer y madurar para salir de dudas. Por eso, tiempo al tiempo, fui haciéndome mayor mientras me percataba de las relaciones cachondas existentes entre el sexo de los hombres y mujeres y las frutas y verduras. Todo se debe al prolífico ingenio masculino, harto en la literatura pícara, comedia erótica, - antes llamada "sicalíptica" - sinvergonzones cuplés, chistes y chascarrillos ... El hombre ha comparado los genitales con frutas y verduras para hacer risas, pero no nos olvidemos tampoco de las tetas y el culo.

LA FLOR DE MIS AMORES

Dícese también de la vagina: el "chocho", que es el fruto del altramuz. Igualmente se le llama "chocho" a una confitura de azúcar. En Cuba es una especie de frijol. Y en cierta zona de Cantabria (Castro Urdiales) se le dice "pocho" o "pocha", y con tal palabra define la Academia de la Lengua el fruto podrido. (Aquí el machismo se expresa con toda su carga despectiva, pues no sabe igual de rico un confite de azúcar que una fruta pocha. Sin embargo se suele utilizar muy amorosamente: "¡Te quiero, pochete mío!")
Al clítoris se le llama con frecuencia "pepita", que es la simiente plana y alargada de algunas frutas, aunque también existen las pepitas de oro y las señoras o señoritas que se llaman Josefa pero las dicen Pepa o Pepita. (Por cierto: en algunas partes de Andalucía se le dice "pepe" al genital femenino)
Más romántico es flor y hasta suena con cierta resonancia lírica. A algunas damas las encantaría oír: "Beso a usted la flor, señora". (Deberíamos recuperar ese romanticismo perdido) En todo caso, cualquiera de estas etiquetas es más dulce que las pornográficas "coño" o "concha", ¿no les parece?. A mí me parece que sí, aunque sólo sea por lo muy horrísona que me sonó la frase del golpìsta aquel: "¡se sienten, coño!".
A la menstruación se le dice graciosamente el "tomate", que como ustedes bien saben es el fruto de la tomatera. En España también son famosos los "tomates de Deusto", (País Vasco) el guitarrista flamenco "Tomatito" y la célebre "Tomatina de Buñol" (Valencia), una guerra simpática a tomatazo limpio. Y antiguamente se les lanzaban tomates a los comediantes cuando no gustaban.

DEL NABO AL PLÁTANO

Continuando con los genitales, pasamos ahora a los masculinos. El hombre, en su rol históricamente ejercido de macho dominador, siempre ha tenido por orgullo y bandera la longitud de su miembro viril. Digamos que el "arma larga entre piernas" ocupa un lugar prominente en el escudo heráldico del "varón domado", (¡oh!) el cual sigue sin entender que "el tamaño no es lo más importante". Por tal motivo y razón, estableciendo la comparación "obligada" entre los productos hortícolas y frutales y los penes de los señores machotes, resultan luengamente favorecidos los penes.
El hombre suele referirse con frecuencia a su pene llamándolo "nabo". "¡Tócame el nabo!"; "¡Anda, chúpame el nabo, tío!" ... Este tipo de expresiones groseras se escuchan con harta frecuencia en cualquier ambiente y lugar, mayormente entre adolescentes y marginales incultos, pues constituye su manera animal de marcar el terreno como auténticos machos audaces, ya que los chupadores de pollas o nabos suelen ser maricones. (Los muy machos no emplean el término "gay")
El nabo es una hortaliza de raíz de carne blanca y sabor característico. Los diferentes tipos de nabos varían ampliamente en tamaño, forma y color. También los nabos figurados varían bastante.
Otra denominación cariñosa del pene es "ciruelo". (Se dice igualmente "¡chúpame el ciruelo!") El ciruelo es un árbol frutal rosáceo y las ciruelas están riquísimas.
Pero el "logo" por excelencia del pene disfrutador es el plátano. Cualquier imagen que represente a una señora estupenda o señorita virginal picaruela llevándose a sus labios un plátano... ¡Oh, nos sugiere tantísimo sexo arrebatador! Por algo el árbol del plátano es de tronco recto, y su fruto es largo, encorvado y blando.
Un popular novillero tremendista español actuó con el nombre artístico de "El Platanito". Fue en los años sesenta-setenta. Los plátanos más apreciados son los de las islas Canarias. Pisar una cáscara de plátano trae mala suerte.

PECHOS LIMONEROS

Puede que sea esta la forma más recurrente en literatura de referirse a las glándulas mamarias citándolas en términos fruteros. Los pechos erectos, duros, picudos son "pechos limoneros". Pechos, senos o tetas cargan con toda una frutería figurada: "Peritas", "melocotoncitos", "meloncitos" ... Y cuando las tetas son muy grandes se suprime el diminutivo: "melones". "¡Oh, vaya par de melones que tiene la señora!". Nunca he escuchado que nadie dijese "sandías", aunque en el caso de Rocío Jurado o Montserrat Caballé quizá podría aplicarse esta comparación tremebunda.
¿Y los pezones?. Pues decimos de ellos literariamente que son "fresas" o "fresones". El hombre no se conforma sólo con chupar los pezones, sino que necesita darles nombres fruteros deliciosos, ¿y no son deliciosas las fresas y los fresones?. Todos hemos tomado alguna vez "fresas con nata", pero muchos exquisitos "gourmets sexuales" prefieren degustar "tetas con nata" o "tetas con mermelada" o ... ¿Y las cerezas?. Estas bolitas de un rojo vivo, jugosas, dan su color carnal a los labios: "Me besó ardientemente con sus labios de color cereza". Hablemos ahora de las manzanas: Las globosas manzanas, acídulas o ligeramente azucaradas, se relacionan más bien con la femenil popa: "¡Oh, tenía unas nalgas como dos manzanas reinetas!".
Un famoso cantante español responde al alias artístico de "Manzanita".
¿Recuerdan a Carmen Miranda, la mujer frutero?.
A muchos nos apetece fruta después de hacer el amor.
La hermosa mujer de nuestro vecino es "fruta prohibida".
Y el "69" ... ¡el 69 es disfrutar de la fruta en pareja!.
Que ustedes la disfruten siempre.