Peligrosas compras femeninas volver


Que las mujeres compran cualquier estupidez que se les ponga frente a sus narices, es algo indiscutible y no merece un Congreso Internacional para tratar el tema. Un Congreso Internacional no, pero un texto sí. Je, je, soy un banana yo.

Estábamos en que las bobitas compran cualquier porquería que les quieran vender. Que un pendorcho batifuso, que una bujía para patineta, que un cacho de parabrisas de un "ratón alemán", la cuestión es que ellas compran y después -solo después- preguntan para que sirve. Si la basura que compraron sirve para algo más que no sea juntar mugre, pues lo usan.... tres días, hasta que se aburren y se compran una nueva porquería.

Si no sirve para nada -como casi todas las veces sucede-, lo usan como adorno.

Si, como adorno:

En la habitación de cualquier adolescente podemos encontrar exquisitos bibelots tales como un borceguí (sí, claro, uno solo), media pelota de fútbol reventada, un adoquín de plástico (para que nisiquiera sirva como adoquín), la palanca de flaps de un avión caza F-15 Strike Eagle USAF, una bolsita con balas de distintos calibres (hasta que alguien acerque sin querer un cigarrillo; después de eso desaparecerán junto con el dueño del cigarrillo, tres vecinos y el gato del octavo "G"), y algunos souvenirs regalados por una barra de amigos traviesos que se dedican a la profanación de tumbas.

Pero hay cosas peores... Mucho peores:

Suponga que su novia vuelve de una feria hippy con una cosa horrorosa (una especie de amuleto) colgando del cuello. Ella, como si nada, le pregunta que le parece. Usted le contesta que si tuviera tiempo se tomaría el trabajito de eliminar a los hippies uno por uno pero, como tiene la agenda muy ocupada, esta contemplando la posibilidad de alquilar un helicóptero GUNSHIP AH-64A APACHE, con misiles 2,75' FOLDING FIND AERIAL ROCKETS HIGH EXPLOSIVE/FRAGMENTATION NUCLEAR WARHEAD ANTIHIPPY, que es una barbaridad...

Ella le dice que no, tontito, que que piensa de "esto" (y le señala "esto" que, mirándolo bien, no es horroroso: es abominable). Usted le dice eso, que es abominable, y lo refuerza con un "y una mierda", por si quedan dudas sobre sus gustos.

A ella no le importan sus indirectas y decide andar por la vida con su mierda colgando del cuello como corresponde a todo animal irracional que se precie de tal (y si rima no está mal).

Al día siguiente, usted y su novia asisten a la Facultad.

¿Y qué sucede, entonces? ¿Todos sus compañeros varones hacen causa común con usted, forman un coro polifónico y comienzan a cantar en forma de canon: "eso es, eso es una, eso es una mier, eso es una mieeerdaaaaaaaaa"?

No. Todos se dedican a felicitar a su novia por lo valiente, lo desfachatada, lo transgresora y lo inconsciente que es por animarse a colgarse una tuquera del cogote.

¿Y qué es una tuquera?, pregunta que algunos hacen pensando qué carajo tendrá de transgresor la salsa de tomate. Pues una tuquera es un cosito de madera (generalmente) con un orificio para introducir la colilla del porrito y fumárselo todo hasta caer redondo en el piso flasheando como loco.

Obviamente, andar con esa maravilla de la ciencia colgando del pescuezo es como vociferar a los cuatro vientos: "­Yeah, me gusta la falopa y estoy muy orgullosa de ello!". Y, por analogía, andar al lado de una boba que luce una tuquera (aunque ninguno de los dos tenga la menor idea de su utilidad práctica) es como decir: "­Sí, soy un narco de aquéllos y me cago en Mirolli!".

Después de esto, no sería nada raro que su novia se aparezca con un sobrecito blanco que le regalaron por la calle y se trata de "azuquitar impalpable", o un cuchillo ensangrentado que... "ay, no, bobo, ¿no ves que es ketchup y que me lo dio ese señor que va corriento a lavarse las manos...? ­Oia, mirá; ahí viene la policía...! ¿Que pasará? ­Ahhh, debe venir a ayudar a aquel otro señor que está tirado en el pavimento en medio de un charco de sangre, como si lo hubieran acuchillado! ­Oh, qué viva soy!".

Ni hace falta molestarse en matarlas. Ellas se eliminan solas.